TUCUMANOS - Todas las topadoras pertenecían a empresarios de la provincia vecina |
| | Tala. Tres operativos encabezados por la Dirección de Bosques y Fiscalía de Estado lograron evitar que el monte nativo santiagueño siga sufriendo graves agresiones. | |
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| Una corzuela fue atrapada por los taladores. | Lo que la naturaleza tardó siglos en construir, el hombre lo destruyó en unos minutos. La fauna nativa de la provincia, esperaba su destino final, que siempre es el fuego o el abandono. Las enormes topadoras yacían inmóviles dentro de la finca perteneciente a tucumanos; al lado de las imponentes máquinas, una cadena. La escena asemejaba a la de un victimario con su arma aún ensangrentada en las manos. Ésa fue la triste circunstancia con la que se encontraron ayer, durante un operativo, la Dirección de Bosques, a cargo de Publio Araujo; el fiscal de Estado, Raúl Abate, y una nutrida comitiva integrada por escribanos, abogados y policías que partieron a las seis de la mañana hacia el departamento Jiménez. A pocos kilómetros de El Bobadal, en una finca ubicada en el paraje San Miguel, se encontraron con la primera sorpresa. Seis máquinas topadoras, que pertenecían a la empresa tucumana Ramos Servicios y que eran utilizadas para desmontar ilegalmente tierras santiagueñas, estaban apostadas en una finca que era explotada por productores de Tucumán. En el mismo campo, había una cadena de 90 metros que es usada para talar una mayor superficie en menos tiempo. Para completar el cuadro tétrico, atada a un árbol, indefensa, había una corzuela que había sido sacada de los montes arrasados. Los dueños del campo tenían permiso para desmontar 300 hectáreas y ya llevaban desmontadas alrededor de 400. Se había violado la obligación de mantener una cortina de montes en la entrada de la finca, entre otras infracciones. Además, la modalidad del desmonte con cadenas está terminantemente prohibida en la provincia por el grave daño que le ocasiona al ecosistema. Las seis máquinas y la cadena, de alrededor de 10 toneladas, fueron secuestradas por la Dirección de Bosques. Para llegar al siguiente punto del operativo, no hizo falta gran capacidad deductiva, sólo había que seguir la senda de destrucción que bordeaba el camino vecinal, era obvio que las máquinas habían sido trasladas de un campo a otro, llevándose la espesura del monte nativo por delante. Al llegar a la siguiente finca, identificada como San Francisco, Palomo e Hijos, en el paraje San Javier, propiedad del tucumano Roberto Palomo, se descubrió que las infracciones eran aún más graves. No sólo se había desmontado sin autorización, sino que había una presunción muy importante de que los montes habían sido arrasados durante el 2008, año en el que estaba prohibido talar, puesto que por aquel entonces se realizaba el relevamiento de bosques nativos. Cuando la comitiva estaba abandonando el campo se presentó el dueño de la finca, quien aseguró que desconocía la legislación de la provincia. Como rige el principio jurídico de que “nadie puede alegar en derecho su propia ignorancia”, los funcionarios le explicaron al propietario que deberá pagar la multa que se le imponga. Cuando parecía que la comitiva volvía a casa con la tarea cumplida, desde el helicóptero en el que se trasladaban los funcionarios, divisaron desde el aire una importante cortina de polvo a la altura de la localidad de Gramilla. La comitiva decidió ir hasta la zona por tierra, pero no encontró nada; fue un vecino del paraje Quebrachos quien alertó de la presencia de topadoras en la zona. “Parte de esas tierras son mías, pero ellos vienen, meten las máquinas y no preguntan. Yo no puedo hacer nada, soy pobre, ellos tienen plata y siempre hacen lo que quieren”, dijo el vecino que pidió reservar su nombre. Con las indicaciones del lugareño se descubrió, prolijamente oculto tras una cortina montuosa, una picada de alrededor de 70 hectáreas donde una topadora estaba arrasando con el monte. Las máquinas de desmontes pertenecerían a la empresa Briz Hermanos, ellos mismos se autonominaban dueños de las tierras, pese a que no exhibían ningún título. Las topadoras y los tractores estaban perfectamente identificados con los logotipos de la empresa. Las máquinas que se encontraron en el lugar fueron secuestradas y los dueños intimados a que comparezcan ante la Dirección de Bosques para hacer sus descargos y recibir las sanciones correspondientes.
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