| INSPECCIÓN DE BIÓLOGOS | |
| . El río presentaba ayer al mediodía una ausencia total de oxígeno, no se observaban peces y de su cauce emanaba un potente olor nauseabundo. Biólogos de la Secretaría del Agua tomaron muestras ALERTA. Algunos de los cursos de agua tucumanos que alimentan al lago Río Hondo, despiden un olor nauseabundo. TESTIGO. EL LIBERAL participó de un nuevo recorrido por puntos geográficos de Tucumán. PRUEBA. En el río Salí se detectó la formación de algas, que suelen originarse por el vuelco de vinaza. | |
EL LIBERAL participó nuevamente de un nuevo recorrido por puntos geográficos de la provincia de Tucumán, donde especialistas tomaron muestras de agua para luego ser analizadas en los laboratorios que tiene el organismo provincial. No obstante, advirtieron que existen evidentes signos de contaminación en al menos cinco tributarios que aportan agua al Embalse Río Hondo.
Los elementos de pruebas sobre el desorden ambiental se pudieron comprobar in situ al observar el color verde oscuro y con espuma del canal Troncal (Dp1 y Dp2), canal ubicado en la localidad de Molle Pozo, departamento Leales, distante 35 kilómetros de Las Termas. “El olor es penetrante y no cloacal, pero un olor fuerte y el color del agua cambió en menos de dos semanas”, señaló el biólogo Sergio Saltz.
En menos de 15 días, el río Salí mostró un paisaje desolador al percibir olores fétidos cloacales y un color verde amarronado. Al medir el nivel de oxígeno, la sonda multiparamétrica marcó 1 de oxígeno diluido en agua, diagnosticando la falta de vida en el principal tributario que llega al Embalse. Así también, exhibía en la orilla una ostensible proliferación de algas. “El Salí está muy complicado, es impresionante el olor a cloaca, acá no hay vida, no hay peces y avanza hacia el Embalse”, dijo el especialista.
El panorama era aún peor al llegar al río Colorado, cauce en el que se sospecha que papeleras y citrícolas arrojan descomunalmente desechos tóxicos para convertir el lecho en un pantano. “Acá tenemos cero oxígeno, no hay vida en absoluto y no se puede estar por el olor, el agua sigue siendo de color verde grisáceo”, indicó.
Más adelante, a pocos kilómetros de la ciudad de Simoca por la ruta 157, los arroyos Estero y Agua Blanca registraban una mínima presencia de oxígeno, pero sus aguas turbias transportaban carbonilla en suspensión, desechos que quedan en los filtros de los ingenios al lavarse la caña quemada. El residuo se lograba ver depositado en la orilla.
Veneno
“Son restos de quemazón de caña. Lavan este producto y luego lo desechan a los arroyos. Es un contaminante que no genera una demanda importante de oxígeno, pero aporta un nivel que causa a la larga que los peces se vean imposibilitados de sobrevivir porque la carbonilla se deposita en las branquias del cardumen y quizá no genera una mortalidad inmediata, pero su ciclo de vida no lo puede completar, el agua está alterada y la vida alterada”, manifestó el biólogo santiagueño.
El arroyo Matazambi, el río Medina y Graneros contaban con un gran volumen de agua y presencia de oxígeno. Particularmente el arroyo Matazambi es un afluente que sufre directamente el impacto de la contaminación porque recepta los desechos del ingenio Marapa y la planta cloacal de Guayacane. “En varias oportunidades lo hemos visto teñido de color rojo y con peces muertos”, contó Saltz.
Finalmente dijo que estas variantes en los ríos tucumanos podrían tratarse de la presencia del vuelco de residuos, entre ellos, la vinaza, efluente industrial que al eliminarse en gran medida ocasiona un desastre ambiental en la cuenca Salí Dulce. “Nosotros seguiremos controlando y brindando la alerta temprano que ponga en conocimiento a los organismos que trabajan en la problemática”, manifestó.
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